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lunes, 27 de octubre de 2014

04 - Nos faltaba James Bond



¿Quién demonios estaría detrás de la voz de Cassel? Además no suena sintetizada, parece real… es alguien con recursos, así que descartamos grupos comunes. ¿Cómo habría conseguido el teléfono de Robert? ¿Y el acceso al ordenador de Michael? ¿Dónde estará Michael?

- Robert, ve a buscar a Emma, pregúntale si ha localizado a Michael y luego reuniros los dos con nosotros en la sala de crisis.
- Cutter, ¿qué grupos están más activos últimamente? ¿Anonymous?
- No creo, están con lo de Siria… y tenemos controlado a Swartz. Últimamente ha habido bastante movimiento en España pero…
- ¿España? Lo dudo, ahora mismo están con sus propias guerras internas y reorganización… No tienen medios para hacer esto…
- Caballeros, creo que no es un grupo conocido, esto tiene un sello nuevo…
- ¿Qué sabe usted Cassel? Algo que evidentemente estará super clasificado y a lo que no tengamos acceso, ¿verdad?
- Me temo que en esta ocasión no escondo nada, somos los primeros sorprendidos por este ataque a nuestra organización. Lo decía porque habitualmente los grupos que nos atacan se vanaglorian de ello, publican datos y esa es su recompensa, pero esta vez piden dinero y no se ha filtrado al exterior ninguna información confidencial…

No sé por qué extraña razón no terminaba de confiar en las palabras de Cassel, nunca he confiado del todo en los canadienses y, por mucho que él hubiera nacido ya en los Estados Unidos, seguiría siendo medio canadiense. Pero además, el que la voz sea la suya me da a mí que…

- ¿Y si es algo personal contra alguno de nosotros? Está utilizando su voz…
- ¿Insinúa que es por algo que yo o mi grupo hayamos podido hacer? En ese caso cualquiera con un ordenador de hace menos de 4 años o un teléfono con conexión a Internet podría ser sospechoso… No puedo compartir la información sobre las actuaciones de mi grupo, pero tengo a mis mejores hombres trabajando también en esto.
- Espero que la colaboración en este asunto con mi grupo sea completa…
- ¡Y lo será Aarón! ¿Por qué tanto recelo sobre mi persona? Estamos juntos en este barco amigo. Además, recuerde que el ordenador al que parece que han conseguido acceso es al de su mano derecha que, por cierto, ¿dónde dijo que estaba?
- Está de vacaciones y mi secretaria está localizándolo…
- Sí porque el nuevo creo que esto le viene grande…

¿Estaba menospreciando a mi equipo y encima ponía en duda la buena fe de Michael? Peor no podrí caerme alguien que acababa de conocer.

- ¡Señor!
- Veo que por lo menos no te has perdido esta vez hijo.
- Emma no consigue localizar a Michael, vendrá en cuanto lo localice. Yo por el camino me he puesto en contacto con un amigo del MI6 que…
- ¿Tu novato ha llamado al MI6? ¡Joder!
- George, deja que se explique…
- Como le decía, mi amigo trabaja en el MI6, en Echelon, puede ayudarnos con las llamadas.
- ¿Qué ocurre, acaso no podemos hacer nosotros algo tan simple como monitorizar llamadas?
- Señor, este móvil lo compré la semana pasada, cuando me comunicaron que accedía a este nivel a sustituir a Michael, nadie fuera de aquí lo conoce y, dentro, que yo sepa en recursos humanos lo tenían y… bueno, Emma.
- ¿Emma? ¡No digas tonterías!
- No señor, simplemente digo que han tenido acceso a los sistemas, no solo al ordenador de Michael, que puede que en nuestros propios sistemas tengamos problemas para localizar la información que nos sea de interés porque seguro que han instalado monitores y borrado lo que les haya dado la gana, por eso he pensado que tal vez desde el exterior…
- ¡Vaya, tu chaval piensa rápido!
- Señor, yo cuando compré el móvil llamé a mi amigo y… bueno, sabrá que Echelon busca palabras, secuencias, determinadas cosas en las conversaciones y, si las encuentra, automáticamente añade el número a la lista y monitoriza absolutamente todas las conversaciones de dicho número..., así que conversando con mi amigo pronuncié varias de esas palabras para que este móvil fuese uno de los vigilados.
- ¿Y por qué hiciste eso muchacho?
- Verá, es algo que Michael dijo en una conferencia, que los soldados se protegen unos a otros, se cubren las espaldas. Los que no salimos al campo de batalla también debemos de vigilarnos y estar controlados por los compañeros y, en el caso de las telecomunicaciones y la informática, UKUSA somos el mismo equipo y nos ayudamos y nos guardamos las espaldas. Echelon es una forma de tenernos localizados y actualmente los británicos están más centrados en el programa que nosotros… Michael formaba parte del grupo de monitorización de Echelon, pero traspasaron todas sus competencias al MI6, concretamente a mi contacto.

No me atraía la idea de meter en esto a los británicos, siempre que recurrimos a ellos parece que seamos unos inútiles, pero en esta ocasión Robert tiene razón, puede que nuestros sistemas estén ya demasiado comprometidos, y que una vigilancia exterior pueda encontrar el foco de infección. ¿Y dónde estaba Michael? Las nueve y media y seguíamos sin noticias por su parte, y Emma no suele tardar ni cinco minutos en localizarle. La situación empezaba a no gustarme nada en absoluto.



- Está bien Robert, está bien, esperemos que ese contacto tuyo de resultado.
- Señores, para encender los sistemas de emergencia necesitamos las credenciales de al menos tres directores, las mías ya están puestas, ¿Aarón?
- Las mías te las sabes Cutter, son las de siempre…
- Mala costumbre Aarón, mala costumbre… listo… ¿Cassel? Las tuyas por favor…
- Sí... vaya… me habré equivocado al teclear… no, no las reconoce…
- ¿Seguro que está poniéndolos bien?
- Si George, ¿acaso crees que no lo hago cada día al llegar a la oficina? Esto no está admitiendo mis credenciales pero no es por mi culpa.
- ¿Robert?
- Sí, ya estaba en ello, no, no parece que haya problemas con la cuenta pero, por nivel, no puedo cambiar la contraseña con este portátil, podría con el ordenador de Michael…
- Bien, probemos con otro… ¿señor Thonsom?
- Sí… ya está, pero tampoco me deja…
- ¿Dempsey?
- Las mías tampoco las admite…
- Esto es peor de lo que pensaba… Robert, a ver si averiguas por qué este maldito cacharro no nos deja acceder…
- Señor, me temo que no puedo hacer nada en la máquina, en teoría es un sistema que está desconectado del resto, ni tan siquiera tiene acceso a la base de datos donde se mantienen los usuarios y las contraseñas del sistema principal hasta que la identidad de tres usuarios creados se ha verificado, esos usuarios solo están creados en la propia máquina usando una cuenta especial que desconozco… solo Michael podía acceder y ahora mismo, solo el presidente con su tarjeta de coordenadas podría iniciarlo de forma autónoma…
- ¿Me estás pidiendo que llame al presidente porque no podemos poner en marcha un sistema de emergencia? ¡Claro! Y le decimos que hemos contactado ya con el MI6… ¡Dios! ¡Esto es ridículo!
- Puedo tratar de acceder a la cuenta de Michael, tratar de deducir su contraseña en este equipo…
- Inténtalo hijo, inténtalo…

Bueno, al menos Robert estaba dando la talla, pero era extraño que de todos los directores en la sala el sistema solo reconociese los perfiles de Cutter y el mío. ¿Y por qué no los de Cassel? ¿Sabría algo Michael sobre él? Mi instinto me decía que no tenía que perderle de vista… Pero sobre el resto…

viernes, 24 de octubre de 2014

03 - La sala naranja

La sala naranja se llama así porque está pintada de naranja. De arriba abajo, paredes, techo y suelo. Dicen que así se puede detectar más fácilmente si hay algo que no sea eso, pared, techo o suelo. No hay espejos, no hay rejillas de ventilación, no hay nada más que una puerta de 20 centímetros de grosor con un lector de huellas y escáner de retina en el exterior. Desde el interior se abre simplemente empujando una palanca.

Ahí solo estamos autorizados a entrar unas veinte personas en todos los Estados Unidos de América, y por Dios que si alguna vez se reúnen más de dos el tema es preocupante. Aunque una vez estuvimos cinco personas, pero fue para jugar una partida de póker al retirarse el director Eric Drassal, uno de los pocos que puede decir que no ha estado involucrado en ningún escándalo mediático, no porque no lo haya estado, sino porque no le han pillado…

- Señor, tengo al director Cutter al teléfono…
- Estupendo Emma, ¿le has dicho ya que vaya a la sala naranja?
- No señor, él es quien le llama para que vaya usted, él y otros tres directores están esperándole ya señor…
- ¡Maldita sea! ¡¡ROBERT!!
- ¿Señor?
- ¡Sígame Robert!
- ¿A dónde señor?
- A donde no deberías de entrar pero me parece que no va a haber otra manera…

La cara de Robert era un poema. No sabía si podía confiar en él, si iba a ser capaz de afrontar aquello que ni yo mismo sabía en ese momento lo que era, pero no tenía a nadie más, y me veía venir encima algo muy gordo.

- Señor, esta es la sala naranja, ¿verdad?
- Sí hijo, y créeme, no eres la persona que me hubiese gustado traer conmigo, pero espero que estés a la altura... ¡Ah!, habla solamente si te lo preguntan.
- ¡Sí señor!

- Cutter, Blonde, caballeros…
- Hola Aarón, creo que conoces a los demás pero… ¿quién demonios es este crío?
- ¿Este? Es Robert no sé qué…
- Karst señor…
- Sí eso… Karst… el sustituto de Michael…
- ¿Y qué hace aquí?
- ¿Que qué hace aquí? ¡Dime tú que hacemos todos aquí! Si me habéis llamado y yo te iba a llamar por algo que tiene pintas de ser serio, y que coincide que me llamas tú a mí… ¡es algo gordo sí o sí!, y él ahora mismo es mi cerebro informático…
- Está bien, tienes razón, nos vendrá bien un informático ahora mismo…
- Si quieres le explico yo la situación George… -interrumpió un desconocido cuya voz me sonaba peculiar…
- Adelante François…
- Soy François Cassel, máximo responsable del departamento F, y por la cara que pone le diré que sí, la que escuchó por teléfono era mi voz, bueno, una versión digitalizada…
- ¿F? Usted no es americano…
- Sí, lo soy, pero mis padres eran canadienses…
- Entiendo…
- Aarón, no empieces ahora con paranoias, bastante tenemos ya con esto…
- De acuerdo pero, ¿qué hacen los demás aquí?
- Esa es la gran cuestión, ¿por qué alguien usando la voz del señor Cassel nos iba a citar a todos nosotros aquí, a esta hora, incluido a él mismo? Cuando nos hemos dado cuenta te hemos llamado…
- Yo iba a llamarte para venir, también he recibido unas llamadas, con su voz, pero no precisamente para que viniese aquí…
(Blip, blip – suena un móvil)
- ¿De quién es ese móvil? ¿Quién no ha seguido el protocolo de la sala naranja?
- Perdonen… es el mío… yo no sabía que no…
- Lo raro es que aquí tenga cobertura… ¡cógelo, di a quien sea que estás demasiado ocupado y cuelga!
- ¿Es nuevo? - pregunta Cutter.
- Sí, empezaba hoy…

- ¿Sí, quién es? - pregunta Robert al teléfono - Sí, un momento… Señor, es para usted…
- ¿Para mí? ¿Quién es?
- No me lo ha dicho…
- Pásamelo… ¿Quién es?
- Hola de nuevo Aarón. Permíteme que te llame por tu nombre, ahora estáis unos cuantos directores en la misma sala y ya tenemos cierta confianza, ¿no es así?
- ¡Oye desgraciado!
- No insultes Aarón..., eso está muy feo…
- ¡Fea es como te voy a dejar la cara en cuanto te pille…!
- Jajajaja… no me hagas reír… Ya no eres tan joven y, además, tus pulmones ya no están en condiciones de hacer mucho esfuerzo, ¡no me durarías ni un asalto! Pero bueno, vamos a lo que importa…
- ¡Serás hijo…!
- ¡Cincuenta Millones!
- ¿Qué?
- Sí, cincuenta millones de dólares, eso es lo que quiero. En efectivo, lo típico, billetes medianos, sin marcar, sin bombas de tinta, no consecutivos… bla, bla, bla…
- ¿Solo cincuenta? ¿No quieres más? Virtucon puede estar ganando más actualmente…
- Muy gracioso Aarón, pero no, no quiero más, ¿para qué? No iba a terminar de disfrutar de más en lo que me queda de vida, que es al igual que a tí no es mucha, y no podríais recaudar más de eso en catorce horas.
- ¿Catorce horas? ¿Crees que podemos recaudar cincuenta millones de dólares en efectivo en catorce horas? ¡Tardo mucho más para que me aprueben un presupuesto de mierda para comprar CDs y DVDs!
- Claro que podéis, Monsieur Cassel puede hacerlo perfectamente, por eso he elegido su voz.
- Vale listillo… ¿o si no qué?
- O sino… bueno… ya tiene una muestra, o si no inutilizaré absolutamente todos los sistemas de la NSA… Michael podía hacerlo y usted lo sabe, y yo tengo su ordenador…
- ¡Mira, quien seas…!
(Pi, pi, pi… - se corta la llamada)
- Toma tu móvil hijo… ponlo a cargar y que no se apague, y dame el número de esa llamada, llamaré a los chicos por si pudieran localizar la fuente…
- ¿Podemos salir señor? Me estoy quedando sin aire aquí dentro… además, no creo que puedan localizar la llamada señor…
- ¿Por qué no?
- Porque me aparece como si la llamada la hubiese hecho mi propio teléfono con mi propio número, y aquí no tengo cobertura de ninguna compañía…
- En fin, salgamos de aquí y vayamos a la sala de crisis, además de ordenadores tendremos sillas y aire acondicionado...

No eran ni las nueve de la mañana y ya sabía que iba a ser un día muy largo, demasiado para ser el primero tras las vacaciones. Demasiado para tener a un novato a mi lado. ¿Cincuenta millones de dólares? Quien esté detrás de esa voz está completamente loco, y eso es a lo que más temo, a los locos.

jueves, 23 de octubre de 2014

01 - Mal día para empezar, muchacho, mal día.

Como cada mañana de trabajo me levanto a las 06:30, me ducho en 15 minutos me afeito en 5 y me preparo en otros 5 con la ropa que el día anterior me he dejado preparada en el baño.

Desayuno en 25 minutos y salgo para el trabajo a las 8:00. El tiempo que me sobra lo dedico a leer el periódico local y rellenar el sudoku. Me presento en las oficinas a las 8:29, ni un minuto antes, ni un minuto después.


Supongo que serán costumbres que poco a poco se van perfeccionando las que te hacen hacer siempre las cosas en el mismo orden, a la misma hora... rutina, algo que por aquí se estila demasiado.


- Buenos días señor, ¿qué tal sus vacaciones?
- Muy bien Emma, muy bien. ¿Qué tenemos para hoy?
- Le he dejado sobre la mesa los informes de estas dos semanas, la agenda de la entrante y el café capuchino con dos de azúcar, como todos los días.
- Estupendo... ¿y Michael? ¿Dónde está Michael?
- Michael empieza hoy sus vacaciones señor, y su sustituto, un tal Robert tarda en llegar señor...
- ¿Sustituto? ¿Robert? Quiero ver...
- Su ficha también está sobre su mesa, encima de todo señor...
- Siempre tan eficaz Emma, no sé qué haríamos aquí sin ti...
- ¡Gracias señor!

La buena de Emma, mi secretaria. Siete años preparándome el mejor capuchino del mundo todos los días. El mes que se va de vacaciones no tomo café.

No sé muy bien cómo llegó a ocupar el puesto, se la ve demasiado formada para ser una simple secretaria, ¡pero demonios!, se nos comerían los papeles y esta oficina sería un desastre si no estuviese ella aquí.

En cuanto Michael... Michael Jordevich, de origen croata, un cerebro de la informática pero un desastre con lo demás. Si no fuese por Emma, quien claramente está enamorada de él, su puesto sería una colección de papeles y basura amontonados, mezclados con figuritas de juegos de rol y tonterías de Internet. Lo que no sé es lo que habrá visto en él, porque aparte de buen informático (el mejor), yo no le veo nada más. Supongo que las mujeres lo pueden llegar a encontrar atractivo...

- Señor, ¿se puede pasar?
- Si Emma, adelante...
- Señor... le presento a Robert Karst, el sustituto de Michael para este mes.
- Buenos días señor - jamás olvidaré esa voz de pito - es todo un honor conocerle, y perdone que haya llegado demasiado tarde, había problemas con mi identificación en la entrada a este piso del edificio porque...
- Sí.. sí... gracias Emma, déjanos a solas...
- Sí señor... y no sea muy duro - susurró... cómo me conoce...
- Siéntate muchacho... veamos... becado en el MIT... criptografía... inteligencia artificial... humm... ¿qué haces aquí muchacho?
- ¿Señor?
- ¿Que qué haces aquí? Con este expediente podrías estar en empresas como Google o Microsoft, ¿por qué en el S35?
- Señor, verá, toda mi familia es militar y yo...
- Ya, comprendo, tú eres el inteligente de la familia pero a la vez el debilucho y has querido seguir la tradición familiar de servir a tu país, ¿no es así?
- Bueno señor... en parte sí pero...
- Tranquilo muchacho, te entiendo perfectamente, yo también vengo de una familia así y estoy aquí por lo mismo, solo que yo el cuerpo en vez de mejorarlo lo estoy empeorando con el tabaco y el café... Llevas cuatro años con nosotros, ¿conoces a Michael?
- No señor, bueno, en persona no, sí su trabajo aquí en el S35, todo un honor sustituirlo aunque solamente sea un mes, pero espero aprender mucho y...
- ¿Aprender? ¡Aquí no se aprende muchacho! ¡Aquí se ha de saber todo! ¡Por eso estamos aquí, porque somos los que lo sabemos todo!
- Si señor...
- Está bien, no te entretengo más, ve a tu sitio y ponte a trabajar, supongo que Michael... Emma... te habrá dejado en la mesa un listado con lo que has de hacer.
- Sí señor... gracias señor...
- ¡Y quítate esa ridícula corbata! Aquí nadie lleva corbata, vas a ser el bicho raro...

Pobre diablo, iba a sustituir al mejor informático de todos los tiempos, un hombre que ha trabajado siempre en la sombra pero que ha logrado cosas increíbles... y yo creo que no es capaz ni de hacerse el nudo de la corbata. Supongo que se lo habría hecho su novia, no tiene edad para estar casado o si lo está es muy reciente, la típica dulce y amable chica de pueblo, ama de casa, animadora tal vez...

Tranquilamente podría haber pasado ese mes sin más, haciendo las tareas rutinarias que Michael hacía, pero nadie nos imaginábamos lo que iba a pasar ese mes de ausencia de Michael…

00 - Vuelta de vacaciones (prólogo)

¿Quién iba a pensar que regresaría a la oficina un miércoles, además el 12 del 12 del 2012? La última fecha en la que el día coincidirá con el mes y el año hasta el 1 del 1 del 2101, si es que el mundo continúa existiendo, porque lo que empezó ese día estuvo a punto de terminar con él, al menos, como lo conocemos ahora mismo.

¿Qué pasó ese día? Según la Wikipedia, en este día que los mayas auguraron que se acabaría el mundo, se celebró el día del hincha del Boca Juniors y falleció el actor Ricardo Passano, también argentino... y poco más se sabe de este día.

Casualmente su santidad el Papa Benedicto XVI envía su primer twitt, pero pudo haber sido también el último, no solo de él, sino de la historia.

Pocos sabemos, lo que en realidad, empezó a cocerse aquel maldito miércoles que regresé de vacaciones y que, ahora ya con un pie y medio en la tumba por culpa del tabaco, paso a contaros.

Es verdad, se me olvidaba presentarme, efectos de las pastillas que terminarán arruinándome el cerebro si me aguantan los pulmones. Soy Aarón C. S., ex S35 en  Fort Meade, Maryland, un programa de la NSA/CSS. Y sí, ahora que has entrado en este blog, ellos ya están en tu ordenador, si no lo estaban ya...

02 - Unas llamadas inquietantes


En mi despacho tengo tres teléfonos. El primero es uno digital, muy moderno, para las llamadas habituales internas y externas. El segundo también es digital, algo más sencillo, pero solamente recibo llamadas de mis superiores y de altos mandos de otras agencias. Yo le llamo el teléfono ‘caña’ porque al otro lado del hilo, con total seguridad, hay un pez gordo. El tercero es un teléfono analógico rojo el cual solo sonaría si el presidente de los Estados Unidos de América se dignase a llamarme, algo que dudo porque creo que no tiene constancia ni de que existo.

Que tan temprano, un miércoles cerca de las fechas de Navidad, sonase el teléfono ‘caña’ no era signo de buen agüero.

(Ring, ring – suena el teléfono ‘caña’)
- Director Aarón, ¿quién habla?
- El nuevo no puede acceder al ordenador…
-¿Cómo dice?
(Pi, pi, pi – comunicación cortada)
- ¿Pero qué demonios…?

(To, toc – llaman a la puerta)
- ¿Sí?
- ¿Señor?
- Sí Emma, adelante…
- Disculpe señor, al parecer Robert tiene dificultades para acceder al ordenador de Michael…
- ¿Qué?
- Que Robert tiene…
- ¡Sí, sí! Ya te he oído… ¿Qué es eso de que no puede acceder? Tendrá su usuario y contraseña y el sistema cargará su perfil, ¿no? ¿Michael no lo dejó previsto?
- Sí señor, lo dejó previsto, me dijo que Robert podría iniciar sesión con sus propias credenciales actuales pero que ya le había actualizado el perfil para que tuviese acceso a los datos y funciones que necesita, además me aseguré de que realizase guías de qué y cómo se tenían que hacer los trabajos rutinarios, los cuales me entregó, cómo no, el último día. Además tengo un sobre con sus propias credenciales por si acaso, aunque me dijo que solamente se podrían usar una vez porque cambiarían y solo él podría saber las nuevas claves generadas.
- ¿Entonces?
- Entonces el ordenador no reconoce las credenciales de Robert, ¿podemos usar las de Michael?
- Supongo que sí, que no habrá problemas, ¿Robert sabrá luego autenticarse o darse los permisos para ese equipo?
- Seguramente sí, era simplemente por pedirle permiso para autorizar las contraseñas de Michael.
- Bueno, pues adelante…
- Gracias señor, ¿le traigo otro café?
- No Emma, muchas gracias, cierre por favor…

(Ring, ring – vuelve a sonar el teléfono ‘caña’)
- Director Aarón, ¿quién es?
- No valen de nada las otras credenciales…
- ¿Cómo dice? ¿quién es?
- No van a poder acceder a ese ordenador, solamente yo puedo hacerlo…
- ¿Quién demonios eres? ¿Michael? ¡El estar de vacaciones no te va a librar de un castigo ejemplar si no dejas de hacer el idiota y…!
- No soy Michael señor director…
- ¿Entonces quién demo…?
- Cuide su lenguaje y el tono señor director, la gente se disgusta cuando utiliza palabrotas y grita…
- ¿Pero qué mier…?
(Pi, pi, pi – de nuevo con la palabra en la boca)
(To, toc – interrumpen unos nudillos en la puerta)
- ¡Maldita sea! ¿Qué cojones pasa ahora?
- Disculpe señor… yo…
- Perdona Emma… ¿qué pasa? ¿Las contraseñas de Michael no funcionan?
- No señor, no funcionan, y tampoco las mías en ese ordenador… Tal vez las suyas…
(Ring, ring – una vez más)
- No me digas, las mías tampoco van a funcionar, verdad?
- Inteligente señor director… muy inteligente… solo yo puedo acceder a ese ordenador…
(Pi, pi, pi)
- ¿Quién era señor?
- Nadie Emma, nadie… llame a George Cutter, tiene el teléfono en sus contactos, dígale que nos vemos en 5 minutos en la sala naranja, que es urgente… Y trata de localizar a Michael, cueste lo que cueste…
- Sí señor… ¿pasa algo?
- Haz lo que te digo Emma, no sé si pasa algo o no…

¿Quién me podría llamar al teléfono ‘caña’? ¿Cómo sabía quien fuese que las contraseñas, las de Robert y las de Michael, no iban a funcionar en el ordenador? ¿Cómo supo que iba a probas con las mías? ¿Tendría micrófonos en el despacho? No tenía ni idea de lo que se me avecinaba ese día que tan solo acababa de comenzar…